Patria, amor mĂo, quiero juntar todas las ganas,
todo el guitarrerĂo donde tu pueblo canta
para que, copla a copla, nos vayamos sabiendo
el tamaño, la furia, la herencia solidaria;
ese modo de sernos uno al otro, camino
o rĂo tumultuoso o historia castigada,
mientras que a golpe vivo de miseria aprendemos
que hay que empuñarse el rumbo sin pleito sin abogados.
Porque siempre nos joden, siempre nos joden, patria,
siempre los comedidos nos lleva a otra parte
¡y basta! ¡ya estĂ¡ basta! ¡terminĂ©mosla, patria!
Y juntemos a todos en una misma gana
para voltear el odio, el miedo, la miseria
y avanzar con el rostro nacional por el alba.
Digo que un hombre solo, sĂ³lo es un hombre, digo
que tiene su misterio el hombre solitario,
pero ya estoy cansado del misterio gratuito,
de la soledad pura y el silencio importante;
ya no quepo en la luna de tanto andar las noches
tuteĂ¡ndome con todos los duendes de la calle;
Digo que un hombre solo, sĂ³lo es un hombre solo
y que no tengo tiempo de amparar solitarios.
Tanto andar, tantos pasos por las calles en vilo,
cuĂ¡nto que uno se busca, tanto que hemos andado
-no digamos que todos, pero la mayorĂa-
buscando el fundamento de lo que nos separa,
de eso que no nos deja reunir la alegrĂa
y repartir a todos la sal, el pan y el agua,
esos tres elementos de que se nutre el grito,
el himno que supimos y el amor que nos salva,
tanto y cuĂ¡nto que gasta la historia con nosotros
para que nos unamos de una vez por debajo
y sin embargo cuesta y sin embargo tarda
y sin embargo hay alguien que caerĂ¡ mañana,
alguien que hoy no ha comido con los hijos mirĂ¡ndolo,
mirĂ¡ndonos, mirando tus cereales, patria.
Sumar uno mĂ¡s uno hasta llegar al hombre,
al paĂs que dijimos sin olvidar a nadie,
sĂºmame, patria, el niño que te ha visto vestida
de estival y muchacha con los sueños al aire
pero con lo labriego, con lo gremial del canto,
sĂºmame lo de todos, cuĂ©ntame padre y madre
porque asà es como puedo soñarte el horizonte
y una dulce pradera de pan multiplicado.
Hay que juntar las ganas y contar desde abajo,
vamos uniendo rostros, manos, sueños, olvidos,
flor turbamulta, quiero a la altura del dĂa
el regreso de todo lo que fue sumergido.
A partir de esta calle no hay posible regreso,
no hay otro pacto que Ă©ste, pero sin apellidos
y no es fĂ¡cil ni pronto, ni ya voy ni gemidos,
ni discursos, ni curas, ni general, ni edicto,
no hay arreglo, no hay nada que hacerle en este asunto:
hay que juntar las ganas, organizar el grito
y despertar de pronto como un solo estallido.
Patria, amor mĂo, es hora, se han cumplido los siglos.
Estoy fundiendo todas las manos de tus hijos,
aguarda que ahora tengo el corazĂ³n al viento
y en el viento un aroma popular encendido.
Espéranos, iremos por los barrios hermosos
donde el dĂa transcurre custodiado de niños,
diciéndonos que es grave pero bello tenerte
limpia de capataces metĂ¡licos y cĂnicos.
EspĂ©rame. Esperemos. El Ăºltimo ha salido.
Hay que marchar con todos para soltar la aurora
de adentro de tu pueblo como un inmenso rĂo
por donde irĂ¡ la vida liberada cantando:
¡ya vuelvo, amor, AmĂ©rica, espĂ©rame en el trigo!
todo el guitarrerĂo donde tu pueblo canta
para que, copla a copla, nos vayamos sabiendo
el tamaño, la furia, la herencia solidaria;
ese modo de sernos uno al otro, camino
o rĂo tumultuoso o historia castigada,
mientras que a golpe vivo de miseria aprendemos
que hay que empuñarse el rumbo sin pleito sin abogados.
Porque siempre nos joden, siempre nos joden, patria,
siempre los comedidos nos lleva a otra parte
¡y basta! ¡ya estĂ¡ basta! ¡terminĂ©mosla, patria!
Y juntemos a todos en una misma gana
para voltear el odio, el miedo, la miseria
y avanzar con el rostro nacional por el alba.
Digo que un hombre solo, sĂ³lo es un hombre, digo
que tiene su misterio el hombre solitario,
pero ya estoy cansado del misterio gratuito,
de la soledad pura y el silencio importante;
ya no quepo en la luna de tanto andar las noches
tuteĂ¡ndome con todos los duendes de la calle;
Digo que un hombre solo, sĂ³lo es un hombre solo
y que no tengo tiempo de amparar solitarios.
Tanto andar, tantos pasos por las calles en vilo,
cuĂ¡nto que uno se busca, tanto que hemos andado
-no digamos que todos, pero la mayorĂa-
buscando el fundamento de lo que nos separa,
de eso que no nos deja reunir la alegrĂa
y repartir a todos la sal, el pan y el agua,
esos tres elementos de que se nutre el grito,
el himno que supimos y el amor que nos salva,
tanto y cuĂ¡nto que gasta la historia con nosotros
para que nos unamos de una vez por debajo
y sin embargo cuesta y sin embargo tarda
y sin embargo hay alguien que caerĂ¡ mañana,
alguien que hoy no ha comido con los hijos mirĂ¡ndolo,
mirĂ¡ndonos, mirando tus cereales, patria.
Sumar uno mĂ¡s uno hasta llegar al hombre,
al paĂs que dijimos sin olvidar a nadie,
sĂºmame, patria, el niño que te ha visto vestida
de estival y muchacha con los sueños al aire
pero con lo labriego, con lo gremial del canto,
sĂºmame lo de todos, cuĂ©ntame padre y madre
porque asà es como puedo soñarte el horizonte
y una dulce pradera de pan multiplicado.
Hay que juntar las ganas y contar desde abajo,
vamos uniendo rostros, manos, sueños, olvidos,
flor turbamulta, quiero a la altura del dĂa
el regreso de todo lo que fue sumergido.
A partir de esta calle no hay posible regreso,
no hay otro pacto que Ă©ste, pero sin apellidos
y no es fĂ¡cil ni pronto, ni ya voy ni gemidos,
ni discursos, ni curas, ni general, ni edicto,
no hay arreglo, no hay nada que hacerle en este asunto:
hay que juntar las ganas, organizar el grito
y despertar de pronto como un solo estallido.
Patria, amor mĂo, es hora, se han cumplido los siglos.
Estoy fundiendo todas las manos de tus hijos,
aguarda que ahora tengo el corazĂ³n al viento
y en el viento un aroma popular encendido.
Espéranos, iremos por los barrios hermosos
donde el dĂa transcurre custodiado de niños,
diciéndonos que es grave pero bello tenerte
limpia de capataces metĂ¡licos y cĂnicos.
EspĂ©rame. Esperemos. El Ăºltimo ha salido.
Hay que marchar con todos para soltar la aurora
de adentro de tu pueblo como un inmenso rĂo
por donde irĂ¡ la vida liberada cantando:
¡ya vuelvo, amor, AmĂ©rica, espĂ©rame en el trigo!