Esteros del Iberá

Flotan islas de hojas
el bote se desliza en los canales
y su madera toca
las pieles escamadas de los yacarés.
Abajo está el peligro, arriba
las plácidas cigüeñas paradas en los postes
miran el cielo opaco
lo contemplan hasta perderse en él
y pasan los carpinchos y en sus lomos
se paran las hermosas sultanas
con su plumaje azul
su collar colorado, vestidas para una fiesta.
Arriba está lo calmo, lo suave, lo perfecto
y el agua se desliza mansamente
por generosos caminos naturales
pero de pronto el viento
podría empujar los grandes camalotes y vallar
con su soplo la salida. No pensamos en eso
tampoco en las pirañas ni en las rayas
que nadan cerca nuestro.
Es tan bello el paisaje y sin embargo
el rozar de tu mano
captura mi atención, reduciéndola al punto
que mis ojos olvidan lo que ven
como si ahora
miraran hacia adentro y encontraran
tus manos en mi espalda.
Abajo está el peligro
pero nadie lo nota. No es otra la estrategia
de los oportunistas, de estos viejos reptiles
que conocen el hambre de memoria
como el único mapa de la vida.
Uno asoma su rostro, la redondez
del ojo nos espía a un costado y él
abre su boca inmensa y al cerrarla
cruje como una rama una piraña
que muere entre sus dientes.
Arriba está lo bello y continúa inmutable
como si ni siquiera
la muerte lo afectara o lo impecable fuera
el modo en que la muerte
se incorpora a la vida, así, sin sobresaltos.
No puedo imaginar ciertos finales
la manera en que las cosas se aniquilan
y pasan a formar parte del tiempo
de todo ese pasado que nos trajo hasta acá.
El bote va internándose entre islas
de inmensos camalotes
el conductor se baja y hunde
sus botas en la alfombra flotante de hojas vivas
rebosantes de verde, a punto de estallar
y nos señala una flor rosada
y dice que es la flor de los amantes.
Tira la embarcación hacia delante
con una soga. Detrás de él el cielo se despeja
cruzado por pájaros naranjas
que aletean sobre nosotras.
Arriba sigue
su curso la belleza y abajo la cadena
de bocas impiadosas comiéndose una a otra
también se continúa.
Estamos en el medio, no elegimos
mirar pero olvidamos
la rueda que nos lleva, no sabemos adonde
la holgura del peligro y del amor
que nos hace tan frágiles.


Share this:

ABOUT THE AUTHOR

En éste espacio el blog me pide que me presente. ¿Qué decir? nada extraordinario. Una viajera, alguien de paso. Vivo en La Rioja, Argentina y a diario encuentro éstas perlas que intento guardarlas aquí. Son regalos, agua fresca, oxígeno para el camino.

0 comentarios:

Publicar un comentario