Malsalva

Espesura de dagas en un hueco de infancia.

Y desde allí a la juventud
¿qué?
Hambre y olvido.
Un nuevo cargamento.
Municiones.

La íntima pena de callar, callar, rendirse
hasta
c
a
e
r.

Y con ese furor, con esos tajos
¿qué?

Raspá la furia diría el padre.
Raspá la furia le diría la madre.

(Toda la culpa mismo ahí.)

¿Quién
podrá distraerme las lágrimas?

Si la muerte es una corrupta,
mide su tiempo en mi memoria:
hipoteca los cuerpos.

Si es demasiado violento revivir:
no hay trama que sostenga
la mirada de un hijo maltratado.


.

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En éste espacio el blog me pide que me presente. ¿Qué decir? nada extraordinario. Una viajera, alguien de paso. Vivo en La Rioja, Argentina y a diario encuentro éstas perlas que intento guardarlas aquí. Son regalos, agua fresca, oxígeno para el camino.

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